Probablemente en los últimos días estén escuchando, leyendo o viendo a algún ‘experto’ en energía y/o economía decir unas palabras parecidas. «La transición energética tiene un coste, y ese coste será alto». O también esta otra. «Nadie dijo que esto iba a ser fácil». Y seguramente, estos ‘expertos’ sean los que más han apoyado esta transición energética hacia las energías renovables.

Pero claro, las energías renovables solo representan algo más de un 11% de la matriz energética mundial. Los combustibles fósiles son los que reinan y lo seguirán haciendo durante muchos años, aunque su reinado see irá mermando con el paso de los años, dando paso a las energías limpias. Es lo que se llama el proceso de descarbonización del sector energético.

Lo malo es que mientras el mundo entero, o buena parte de ello, mira hacia las energías renovables, parece que se han olvidado de los combustibles fósiles. Las bondades de las renovables han tapado el bosque, en este caso oscuro, que representan, el petróleo, el carbón y el gas natural.

Y estos, como si de una venganza se tratase, se han encarecido de una manera que han volcado todo el tablero global de la energía en los últimos meses. La pandemia trajo precios negativos en el mercado del petróleo estadounidense. El precio de la electricidad estaba por los suelos. También el del gas y el carbón. La escasa demanda derrumbó todos los precios. Pero eso fue un espejismo en el desierto.

Hoy, un año después, los precios de los combustibles fósiles están disparados. Veamos.

El petróleo

El precio del crudo Brent, de referencia en Europa cotiza ya por encima de los 75 euros por barril, y es el más caro de los últimos dos años. El precio se ha duplicado en el último año. En el caso estadounidense, el West Texas está en sus precios más altos desde 2018.

No obstante, los expertos señalan que el mercado de petróleo sigue disfrutando de buenas perspectivas de futuro a medida que las economías de EE.UU. y los países europeos reabren de cara al verano, con una mayor demanda de combustibles gracias a la recuperación del turismo por tierra y aire.

El gas natural

El precio del gas natural en Europa ha alcanzado la cota de los 31 €/MWh, el precio más caro de los últimos 14 años. Los problemas de almacenamiento del GNL a nivel mundial, la fuerte demanda de Asia, con China a la cabeza, han tensionado los precios en todos los mercados. Además, esto encarece el precio de la electricidad en aquellos mercados que poseen ciclos combinados. Ahora, el precio por arrancar un ciclo combinado en Europa podría estar en los 90 €/MWh por culpa de estos precios y el impuesto al CO2.

El carbón

El carbón parecía que había desparecido de nuestras vidas con la pandemia, pero ni mucho menos. Este muerto está aún muy vivo. Y en aquellos países donde aún no han eliminado este combustible fósil lo están pasando bastante mal. Leáse por ejemplo, Alemania. El carbón de referencia en Europa, el API2 ha llegado a cotizar a 110 euros por tonelada. El precio también se ha duplicado en menos de un año.

El carbono

En Europa, el precio del CO2 está haciendo estragos en los millones de hogares. Encarece toda la producción energética con combustibles fósiles. Ahora cotiza por encima de los 53 euros por tonelada. Esto indirectamente significan 15 €/MWh en el mercado eléctrico por ejemplo, si se utilizan ciclos combinados, pero en el caso del carbón podrían ser unos 25-30 €/MWh de sobrecoste.

Estos cuatro productos financieros están consiguiendo poner en solfa el proceso de descarbonización en estos momentos. La electrificación está saliendo muy cara, con precios récord en el mercado mayorista de electricidad. Estos días los 100 €/MWh se ven prácticamente en todos los mercados europeos. Y lo peor es que seguirán así durante muchos meses

Fuente: elperiodicodelaenergia.com